jueves, 3 de octubre de 2019

¿Estás viviendo una doble vida?

Fuente: internet
La doble vida no es solamente para espías. Recordé esta realidad cuando la doble vida de una joven que había estado mentoreando fue recientemente expuesta. Externamente ella aparentaba vivir su vida para Jesús. Sonreía mucho. Ella vestía con camisetas cristianas, nunca dejaba de ir a la iglesia o al grupo de jóvenes, hablaba mucho acerca de su fe, de su pureza y de vivir una vida que agradaba al Señor. Es por eso que muchas de nosotras que la amamos fuimos destrozadas cuando descubrimos que ella está escogiendo secretamente una vida de pecado. Durante meses, ella había estado viviendo una doble vida, una como una joven comprometida con Cristo y otra como una joven que escogía el pecado constantemente.
Estoy lo suficiente cerca de la situación como para saber que cuando las dobles vidas son expuestas no se ve como una película de James Bond. Las vidas se destrozan. El poder del pecado para engañar y destruir se manifiesta completamente.
Me preocupa pensar que algunas de ustedes quizás esté teniendo una doble vida. Son de una manera en la iglesia o con sus familias y otra persona completamente diferente en otro lugar. Están encerradas en un patrón de pecado del que no se pueden liberar, pero rehúsan confesar sus pecados y responsabilizarse de ellos. Escogen quedarse en una relación romántica secreta que ha sido prohibida por sus padres. Se colocan la máscara de felicidad cuando están con otros, pero en el interior son miserables y están convencidas que no le pueden contar a nadie.
Muchas chicas dicen que ellas pensaban que estaba bien ser una persona en casa y otra diferente con los demás … especialmente a través del internet. Existen jóvenes cristianas eran propensas a chismear, a usar palabras profanas fuertes, a hablar casualmente del sexo, a mandar o recibir mensajes de textos ilícitos, y dirigir comentarios soeces y agresivos a otras chicas mientras están en línea. Estas mismas jóvenes cantaban en el grupo de adoración en la iglesia, lideraban pequeños grupos de estudios bíblicos, y se jactaban de cuan importante era para ellas su fe. Ellas eran una persona en el internet y otra persona completamente diferente en la iglesia, en casa, o con sus amigas cristianas. Estaban viviendo vidas dobles, y no veían ningún daño en ello. 

Escúchame … el resultado de vivir una doble vida siempre es el dolor.


Esta doble vida sucede cuando justificas en tu mente dos comportamientos diferentes. La Biblia llama al proceso de pensamiento detrás de la doble vida como ser de doble ánimo. Santiago 1:8 dice que el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. Santiago 4:8 dice, «Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.»
Jesús detestaba el doble ánimo de los líderes religiosos de sus días. Por eso es que a menudo Él le llamaba la atención a la hipocresía de los Fariseos.
En Mateo 23:27-28, Él dijo, «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.»

Ser de doble ánimo es pecado.

Vivir como dos personas diferentes no es el plan de Dios para ti. ¿Cuál es el remedio para una vida de doble ánimo? De acuerdo con Santiago 4:8, es venir delante de Dios y pedirle que nos limpie.
¿Estás viviendo como una autentica cristiana con un corazón entero para Dios? ¿O estás viviendo una doble vida dividida en quien eres en público y quien eres en lo secreto? Sé que mi amiga que tenía una doble vida fue expuesta para advertirles a ustedes que el costo de su hipocresía es más alto de lo que se imaginan. Duele, pero ella decidió dejar su doble vida atrás y pedirle a Jesús que permeara cada esquina de su vida. ¿Necesitas hacer lo mismo?
«Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad; afirma mi corazón para que tema tu nombre » (Sal. 86:11).

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